Tercer
Congreso de Folklore y Tradición Oral en Arqueología
Mesa:
Seres Fantásticos y mitológicos
La presencia del vampiro.
De
el mito y la leyenda a los hallazgos arqueológicos
Mtro.
José Alejandro Vega Torres
Resumen
Más allá de la
literatura y la producción fílmica de Hollywood; el personaje del vampiro ha sido una
presencia constante en los mitos y leyendas de la antigua Europa. Sin embargo,
no es casual que en casi todas las sociedades antiguas del mundo existan dioses
y seres que se alimentan de sangre. El beber o robar la sangre tiene dos
connotaciones: la de tomar la sangre para la consecución de los ritmos cósmicos
o bien robarla por venganza divina. En la primera manera se trata de
revitalizar a los dioses mediante el sacrificio, de ello depende que los ciclos
naturales y cósmicos se reproduzcan. En su otro aspecto, el robar la sangre por
venganza divina, caracteriza a aquellas deidades como las empuzas, las lamias o las estrigas del
panteón griego; quienes por su naturaleza deben alimentarse de los hombres. Con
el cristianismo, estos seres fueron convertidos en demonios cuya venganza
divina contra el hombre se convierte en el robo inmoral de la sangre decretada
en los libros de Deuteronomio, Génesis, Hechos y Levítico; en dónde se
especifica que tomar la sangre está prohibido por ser la fuente de la vida del
que Dios es su dueño. La siguiente fuente de creación del muerto que regresa a
vengarse y succionar su sangre; tiene también su base en un miedo fundamental
encontrado en, prácticamente, todas las sociedades, el de un mal o truncado
rito funerario. El no concretar los ritos funerarios, tienen en el imaginario
cultural un hecho de culpa que desata en ese mismo imaginario el enojo de los
muertos, su no trascendencia y por supuesto su regreso y venganza contra sus
familiares, como lo describe Thomas Louis Vincent en su libro “El cadáver”.
La presencia del
vampiro trascendió a un grado tal; que
en pleno periodo del Iluminismo francés, se escribieron tratados de muertos y
revinientes como el Tratado De la masticación
de los muertos en sus tumbas del sacerdote calvnista Michael Ranft de 1725.
Pero el tratado más famoso es el escrito por el monje benedictino Agustín
Calmet quien escribió un libro llamado Tratado sobre las apariciones de los
espíritus y sobre los vampiros o los revinientes de Hungría, de Moravia, etc; edición
publicada en París en 1751. Sin embargo; el imaginario de las leyendas y lo
especificado en dichos tratados como “métodos antivampíricos” se han vuelto una
“realidad”; las últimas excavaciones realizadas en Bulgaria, Italia y Polonia
han develado que efectivamente el miedo al vampirismo era una amenaza real, que se ha develado en los cuerpos excavados de
los siglos XIV y XVI . Los primeros estudios han revelado la aplicación de la
decapitación, el traspasar el cadáver con hierros o la obstrucción de la boca
con tierra o ladrillos.; métodos indudablemente antivampíricos. El vampiro se
ha convertido del mito a una realidad que la arqueología de los últimos años ha
develado.