lunes, 20 de junio de 2016

Testimonio vivo: el cerro Quiac en el Valle de Quetzaltenango

Arqlgo. Manuel Guzmán Alvarado
Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala
maga1992.guate@gmail.com

El espacio geográfico generalmente ha llegado a configurar la manera en la que grupos culturales
han tendido a asentarse en determinadas regiones. El clima, la topografía y la geología del lugar
tienden a jugar un papel importante en las concepciones más trascendentales de las poblaciones
humanas como lo vendría siendo el caso de su propia historia. Su memoria comprendida a través
de testimonios de carácter “etnohistórico” escritos con el alfabeto latino durante todo el siglo XVI
a raíz de la conquista hispana, sus relatos orales mantenidos en el recuerdo transmitidos por
generaciones, y los remanentes materiales plenamente palpables en nuestro presente dan la
oportunidad de poder reconstruir el panorama que actualmente contemplamos. Un particular
ejemplo de lo anteriormente dicho se sintetiza en un cerro ubicado al este de Quetzaltenango, que
delimita los municipios de Cantel y San Cristóbal Totonicapán, y que se yergue estratégicamente
ante los llanos de Urbina. El Cerro Quiac (como aparece mencionado ya en el Titulo Coyoy escrito
aproximadamente en 1560) presenta testimonios grabados en piedra de una ocupación prehispánica, comenzando con los asentamientos mames previos a la conquista kiche´ en el siglo XV, que culmina con la conquista hispana del señorío kiche´ en el siglo XVI. Los propietarios actuales del cerro siguen siendo gente de la región regida por una organización comunal que legitima el derecho hereditario de la tierra, y por lo tanto del espacio geográfico del cual han seguido subsistiendo.









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