Dr. Ramiro Alfonso
Gómez Arzapalo Dorantes
Universidad
Intercontinental
La “religiosidad popular”, en necesaria
referencia a la “religión oficial”, son términos que –desde la antropología-
tratan de desentrañar las lógicas operantes en uno y otro lado. Desde el seno
de la antropología, la religiosidad popular necesariamente tiene que entenderse
desde la particularidad cultural e histórica que la origina, es decir, no
existe una religiosidad popular omniabarcante que dé cuenta de los fenómenos
religiosos populares de todos los lugares. Más bien, la religiosidad popular
tiene siempre un referente doméstico, dada su adhesión a lo íntimo del pueblo,
barrio, colonia o grupo que le da vida y vigor. Así pues, la religiosidad
popular conservará siempre su sentido y coherencia en relación con el contexto
social particular que la genera. En ella se debate la identidad, pertenencia y
cobijo social de grupos poblacionales subalternos que no se sienten
identificados con lo que se dicta desde la hegemonía y encuentran refugio a su
propia singularidad en las expresiones religiosas populares y las instancias
que las posibilitan.
Al tratar acerca de la religión popular
no podemos dejar de hacer una apología de la materialidad como base de partida
de toda experiencia humana. La necesidad es la impronta de nuestra ontología.
Nuestra subjetividad es una subjetividad frágil. La dureza de la realidad
material se impone al espíritu, Así, heridos por la necesidad, carentes
permanentemente de una seguridad real y duradera en este mundo hostil y rudo,
la relación con lo sagrado no puede ignorar esta huella de realidad presente en
nuestro ser humano.
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