Lic. Julieta Ramos Mariano.
Instituto Politécnico Nacional
El ser humano en su cualidad cognitiva le permite conocer
y procesar información a partir de la apreciación naturalista del mundo, genera
un conocimiento del cual parte su experiencia basado en una realidad, y asignan
características subjetivas para valorar la información de forma libre e
idealista. Crea imágenes y figuras de una realidad en un espacio y tiempo
determinado, compuesto por ciertas percepciones, conceptuaciones y valoraciones
de su entorno natural y cultural, capaces de influir y trasformar el mundo. Así
mismo, la serpiente ha generado una cosmovisión aplicable a todos los campos de
la vida física y metafísica, entendiéndose como una ciencia del espíritu,
sostenida no solo en lo intelectual, sino en lo emocional y moral que forma los
principios de una sociedad y cultura.
La observación de la serpiente permite apreciarla como un
reptil, sin pies, de gran tamaño, una criatura fría, que enrosca, aprieta,
ahoga, digiere, duerme, cambia de piel, etc.; de esa realidad fijan
características subjetivas como: rapidez, muerte, horas, tiempo, lluvia,
fertilidad, soberanía, predicción, astucia, sabiduría, medicina, regeneración,
prudencia, curación; en contraparte, veneno, engaño, mentira, maldad, inducción
al pecado, castigo. En el pensamiento mítico, ligado a la vida subterránea,
simboliza al padre Rhin corriendo como río, la pitonisa del oráculo de Delfos,
atributo del dios de la medicina, serpiente egipcia que escupe la creación,
sabiduría en el mundo mesoamericano. Conocer a la serpiente es adentrarnos a la
complejidad del pensamiento humano para comprender su evolución hasta lo que
vemos en las tradiciones culturales de nuestros tiempos.
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