Mtra.
Jennie Arllette Quintero Hernández
Facultad
de Ciencias Políticas- UNAM
Profundizaremos en la
interpretación de uno de los aspectos culturales de Teotihuacán más
importantes: el de la cosmización o fundación del mundo. Se ha dicho que la
organización del espacio urbano revela que la ciudad imita una estructura
cosmológica, es un microcosmos organizado y dividido en cuatro partes cuyos
templos o pirámides imitan los cerros o montañas, las cuales tienen sus raíces
en las cuevas profundas que se encuentran en su interior. Cabe recordar, que en la cosmovisión
mesoamericana la montaña y la cueva están vinculadas con el origen y el ciclo
del agua, pues en conjunto son consideradas como el altepetl, el cerro de agua, el tonacatepetl,
lugar de los mantenimientos, y el lugar de los contrarios que se reconcilian,
el atl-tlachinolli, agua y fuego, vida y muerte.
Esta imagen arquitectónica
la hallamos presente en la pintura mural, particularmente en el mural 3 del
pórtico 2 de Tepantitla, en el que el personaje central, ricamente ataviado, de
rostro abstracto, de brazos y manos humanas, tiene un cuerpo conformado por una
cueva, una montaña y el tronco de un árbol. Por lo que en conjunto, podemos
observar que estas representaciones arquitectónicas y artísticas nos indican la
realización de singulares conjunciones simbólicas que revelan una cosmización
del mundo basada en una relación macrocosmos-microcosmos no sólo entre cosmos y
ciudad, sino también entre cosmos y ser humano, y entre ciudad y ser humano.
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