Cuando las creencias configuran experiencia privativa.
Mtra. María del Carmen Lechuga
García.
Museo Nacional de las Culturas
La creencia en espíritus suele ser
común, la idea de apariciones de espíritus y fantasmas parece no salvarse nadie.
La mayoría de esas afirmaciones derivan de alguna experiencia personal para la
cual no se encuentra explicación razonable. Para no aceptar las creencias per
se y encontrarles sentido como enseñanzas, se requiere buscar dentro
del individuo y su sistema de creencias.
Independientemente de que la
neurociencia explica cómo la conciencia humana crea imágenes y significados (a
través de interconexiones neuronales e intercambios químico/eléctricos en
nuestro cerebro), ¿qué sucede cuando la experiencia personal como
antropólogo–arqueólogo obliga reflexiones acerca de las percepciones de cada
individuo y del caleidoscopio social que refleja la diversidad de los
participantes y de uno mismo?
El estudio del patrimonio cultural
exige atención a las interpretaciones que le da la sociedad. A sitios, objetos
y personajes relacionados con la historia y la cultura, siempre se les conceden
propiedades anímicas o extraordinarias, creando un repertorio de cuentos,
leyendas o mitos entorno a ellos, y que proyectan la cosmovisión de individuos
y grupos.
Esta exposición retoma ejemplos
similares de experiencias registradas en mi quehacer profesional, describe una
leyenda de Pancho Villa, la matanza de los chinos en Torreón, eventos de tipo
“sobrenatural” en Xico, estado de México (1989), los entierros del osario en
Santa Catarina en la Ciudad de México (2000) y la aparición de un niño en el
Canal de la Perla (2008) en Torreón, que provocó que un trabajador, El Güero,
dejase de cantar.
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